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lunes, 21 de mayo de 2012

Aunque a muchos nos cueste reconocerlo el mito de Savile Row cada vez es más mito y menos realidad. Y eso por no hablar del futuro más que incierto del país que hasta los años 60 fue el gran dominador mundial de la más alta sastrería; futuro, por cierto, plagado de nubarrones que no deja vislumbrar ni siquiera su continuidad.



Por el contrario, hoy es la sastrería de italiana y más concretamente la napolitana la que decide los derroteros de esta profesión centenaria permitiéndose con su buen haceer haber desbancado incluso a otras sastrerías de prestigio como la romana o la milanesa.

Los sastres que no admitan este hecho y no encaminen sus pasos hacia la desestructurada sastrería napolitana se quedarán en solo cuestión de años anquilosados y tendrán que ver desde la barrera como aquellos compañeros de profesión que sí siguieron esta tendencia se quedan prácticamente con la totalidad del mercado de los más jóvenes y entendidos.

Sus principales características:

Los italianos han adaptado el estilo clásico inglés a los nuevos tiempos estilizándolo y desestructurándolo lo que ha dado lugar a lo que hoy se conoce popularmente como el estilo napolitano.



Este particular corte se diferencia por contar con apenas “relleno” o entretelas, no tener forro excepto en la las mangas y carecer de estructura. Si bien todas estas características se pueden encontrar en otras ciudades italianas con elevadas temperaturas seguramente sea el archi conocido hombro napolitano la nota más característica del estilo napolitano.

Son precisamente estas características las que hacen tan atractivos y hasta objeto de culto los trajes que cortan las tijeras de los más aventajados sastres napolitanos. Sin embargo, antes de dar por bueno la idea generalizada de que la terminación de estos trajes es la más avanzada y la más exquisita es importante hacer alguna puntualización.


Así, es importante recordar que Italia, y más concretamente Nápoles, se caracterizan por sus elevadas temperaturas lo que ha hecho que las telas escogidas por sus sastres para combatir el calor sean muy finas y de una enorme ligereza.

Igualmente, el cliente de la sastrería más purista napolitana debe saber que estos trajes dan la sensación de estar más próximos a un conjunto de sport que a uno de chaqueta. El aspecto ligero del traje napolitano le quita formalidad y no deberíamos sorprendernos de escuchar de alguna voz autorizada que esto no es un traje y que además su construcción tiene mucho más de mito que de realidad.

También es importante recordar que si la tela no es de una calidad excepcional y confeccionada pensando precisamente en que no será cosida con forro alguno es muy probable que termine arrugándose de forma rápida. Y por supuesto si no se acude a la cuna de esta sastrería es mejor asegurarse un buen corte de “la vieja escuela europea” que innovar este corte con uno de nuestros sastres.



El corte napolitano consigue resultados espectaculares con los trajes cruzados. Los trajes cruzados tan demandados y bien vestidos en el país de la pasta envuelven con una gran naturalidad y estilo a sus afortunados propietarios.

Como acabamos de apuntar uno de los rasgos más característicos del estilo Napolitano es la forma en la que se cosen las mangas a los hombros. Apenas se forma el conocido popularmente como “chorizo” y tampoco se aprecia la costura donde se unen el hombro y la manga.

La terminación de la hombrera es redondeada. Igualmente, en muchos casos se observan pliegues a la altura de la costura del hombro. Esto último es así debido a que la chaqueta no cuenta apenas con hombrera y en la caída natural de la tela no queda más remedio que aparezcan éstas; algo que hoy hasta se exagera para reclamar el sello de “hombro napolitano”.



Con todo esto se consigue una caída del hombro totalmente natural donde apenas se aprecia la existencia de la hombrera; entre otras cosas porque ya de por sí la propia hombrera es mucho más delgada de la que estamos aquí acostumbrados.

Otra de sus características principales es que, guardando las diferencias, se asemeja en gran medida al corte del hombro de una camisa; lo que los sastres napolitanos denominan como spalla camicia.

El no contar con forro obliga a los sastres napolitanos a coser los bolsillos sobre la chaqueta en forma de parche, es decir, sobre la tela de la chaqueta y no con un bolsillo interior como hacen la inmensa mayoría de los trajes de confección industrial. Por eso es hoy tan frecuente observar como los sastres napolitanos han preferido dejar el interior de la chaqueta limpio, sin que se aprecie forro ninguno, y consecuentemente coser los bolsillos por fuera.

Otras casas, también napolitanas, prefieren forrar solo los costados para poder coser tanto los bolsillos laterales como el del pecho en el interior de la chaqueta.

Se prefiera una opción u otra lo que parece claro es que la sastrería tal y como se ha concebido a la fecha en Inglaterra, y también en los países de la vieja Europa, incluyendo el nuestro, tiene los días contados y o se recicla en la más actual y desestructurada napolitana o su futuro no hará otra cosa que complicarse aún más.

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