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domingo, 21 de octubre de 2012




Conocer cómo combinar una camisa a cuadros con una corbata de círculos o un traje a rayas con una corbata con motivos tipo paisley no es tarea fácil por la existencia de diseños diferentes. Sin embargo, no por ello se debería renunciar a introducir en la vestimenta cierto grado de “riesgo” y estilo.

El vestir correctamente es un proceso de aprendizaje que lleva su tiempo y que como otros muchos campos exige empezar entendiendo y asimilando conceptos básicos y poco a poco ir profundizando en aquellos de mayor dificultad.

La mezcla de diseños más fácil es siempre la que se realiza entre colores sólidos sin dibujo alguno. Si no se quiere correr riesgos, la mejor opción, y no pocas veces la más elegante, sigue siendo la que combina colores sólidos y lisos. Por ejemplo, un traje gris oscuro o incluso uno azul marino con una camisa azul clara y una corbata azul marina sin dibujo alguno es siempre una opción acertada y muy elegante.

La combinación de colores sólidos fue la pauta general hasta los años veinte, época caracterizada por la ausencia de todo tipo de dibujo en la ropa. Esto era debido a que sólo la pulcritud de los colores lisos permitía a los caballeros presumir de ropa limpia y nueva al dejar al descubierto este tipo de diseño cualquier mancha por pequeña que fuera. Por el contrario, las camisas o las corbatas con algún tipo de diseño podían esconder tras ellas alguna mancha que no fuera visible para el resto de los caballeros.

Fue nuevamente el Príncipe de Gales, Eduardo VIII, quien rompió con el establishment establecido por los caballeros de su tiempo y no solo se lanzó a vestir diseños atrevidos sino que además los mezcló, y con gran acierto, entre sí.




Si bien han sido escasísimos los caballeros que, como el Príncipe de Gales, han tenido el don de convertir hoy en clásico lo que en su época era considerado como casi una temeridad, la mayoría de los caballeros puede también adentrarse en el no pocas veces movedizo terreno de las mezclas de diseños sin necesidad de quedar atrapados en él.

A pesar de que escoger todo el atuendo sin diseño alguno sigue siendo una opción perfectamente válida, sólo cuando se incorporen cuadros, líneas o cualquier otro diseño se conseguirá romper la monotonía e imprimir un toque de estilo al conjunto final.

Un siguiente nivel en la mezcla de dibujos consistirá en optar por el mismo diseño en dos de las prendas. Para hacerlo correctamente el caballero deberá cerciorarse de que el diseño escogido sea de diferente tamaño y de distinto diseño. 



Así, por ejemplo, de escoger un traje diplomático y una camisa también a rayas, habrá que asegurarse de que si las rayas del traje están sensiblemente separadas entre ellas las de la camisa estén muy cerca entre sí. Igualmente, si la raya del traje es relativamente ancha se deberá optar por micro rayas en la camisa y viceversa.



Esta regla es perfectamente extensible a la hora de combinar camisas y corbatas. Si las rayas de la camisa son muy finas, la corbata que mejor combinará con ésta será la que tenga pocas rayas pero visiblemente más anchas que las de la camisa.

No obstante, y aunque de hacerlo correctamente el resultado pueda ser muy favorecedor, se deberá evitar vestir, como norma general, un traje, una camisa y una corbata todos ellos a rayas. El resultado podría ser demasiado recargado y forzado.

Esta norma que aconseja que a la hora de mezclar rayas se escojan de una escala diferente, también es aplicable a la hora de combinar cuadros u otros dibujos. Por ejemplo, en el caso de que se vista una camisa con estampados a cuadros anchos se deberían evitar las corbatas que, como las escocesas, tengan cuadros de gran tamaño. En este caso, será más conveniente decantarse por corbatas con cuadros de reducido tamaño.

Una vez se conozcan cómo se debe combinar el mismo dibujo en dos prendas diferentes se estará en disposición de ir un paso más allá e introducir dos diseños diferentes en el conjunto


A la hora de combinar dos dibujos diferentes ya sea el del traje y camisa, el de la camisa y la corbata o el de la corbata y el traje se tendrá que hacer justamente lo contrario. Por ejemplo, si se viste un traje diplomático con una camisa a cuadros o una chaqueta de Tweed con una corbata con círculos, se escogerán aquellas prendas que tengan estampados de una escala similar. 


De haber entendido cómo se deberían combinar dos diseños iguales y dos diferentes se podrá entonces subir un peldaño más en el apasionante mundo de la mezcla de diseños y atreverse a combinar tres estampados donde dos de ellos tengan un dibujo similar. Para llevar a cabo esta combinación habrá que asegurarse de que el tercer estampado combinaría con los otros diseños de forma independiente.

Así pues, si se quiere combinar, por ejemplo, un traje a cuadros con una camisa de rayas finas y con una corbata con franjas anchas habrá que cerciorarse de que ese traje a cuadros combinaría correctamente y de forma independiente tanto con las rayas anchas de la corbata como con las finas de la camisa. 


Una vez queden claras estas indicaciones se podrá empezar a mezclar tres o más estampados diferentes. Así pues, se podría hacer un giño al estilo e intentar combinar, por ejemplo, un traje Príncipe de Gales, una camisa a cuadros y una corbata a rayas. Para evitar en estos casos que el look final parezca demasiado forzado, habrá que fijarse en que ni el dibujo del traje, ni el de los cuadros de la camisa ni el de las rayas de la corbata sean de gran anchura. El tamaño medio sería el ideal. 


Debido a que combinar tres o más diseños no es tarea fácil, para estar seguros de que esto se está realizando acertadamente basta con asegurarse de que cada estampado combina con los otros dos diseños de forma independiente.

Si bien todas estas claves ayudarán a acertar con la mejor combinación de traje, camisa y corbata, no son pocas las veces donde solo el gusto del caballero y ese primer flechazo al ver la corbata superpuesta sobre la camisa y esta sobre el traje confirman el acierto o el error en la elección.

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